Quien tiene miedo muere a diario
Traducción de David Paradela López
Una crónica de los años más duros de la lucha contra la Cosa Nostra, a merced de un Estado corrupto y una sociedad amedrentada. Un ejemplo de coraje cívico frente al chantaje de las armas.
En el verano de 1992, dos bombas segaron la vida de tres magistrados —Giovanni Falcone, su mujer Francesca Morvillo y Paolo Borsellino— y los ocho jóvenes que los escoltaban. La mafia siciliana asestaba su golpe más letal, pero sus víctimas dejaban un imborrable legado de heroísmo cívico en un país acostumbrado al terror y la omertá.
Giuseppe Ayala, amigo íntimo de Falcone y Borsellino, es uno de los pocos supervivientes de aquellos años sangrientos. Representó a la Fiscalía en el primer maxiproceso contra los capos de Cosa Nostra, interrogando a los «arrepentidos» que revelaron por primera vez los ritos, las reglas y la estructura de una organización hermética. En estas memorias, Ayala relata la gesta que protagonizó junto a un puñado de policías, jueves y abogados que, sin perder la alegría ni el sentido del humor, sacrificaron su vida para poner fin a décadas de impunidad. Un empeño que no siempre tuvo recompensa, pues pronto se verían envueltos en turbios juegos de poder y descubrirían los oscuros vínculos entre política, negocios y crimen organizado.
Quien tiene miedo muere a diario es la crónica íntima y descarnada de una lucha que no ha terminado todavía, un testimonio extraordinario de coraje frente a la corrupción del Estado y el chantaje de las armas.
«Es bonito morir por aquello en lo que crees; quien tiene miedo muere a diario, quien no tiene miedo solo muere una vez.» Paolo Borsellino
CRÍTICA
Un libro ética y políticamente admirable.
Ignacio Vidal-Folch
(Caltanissetta, Sicilia, 1945) fue miembro destacado del grupo antimafia de Palermo y representó a la Fiscalía en el primer maxiproceso. Diputado y senador durante cuatro legislaturas y subsecretario de Justicia de 1996 a 2000, abandonó la política en 2006, regresando al Poder Judicial como concejal de una sección civil en la Corte de Apelaciones de L’Aquila, hasta su jubilación, en diciembre de 2011. Es autor de La guerra dei Giusti (1993) y Troppe coincidenze (2013).