Páginas: 224
Formato: 20 x 12,5 cm
ISBN: 978-84-127403-3-2
Publicación: 23 octubre 2023
PVP: 20.95 €
Compartir en
Hotel Splendide
Traducción de Irene Oliva Luque
En estas memorias disparatadas y no poco fantasiosas, Ludwig Bemelmans nos abre las puertas del fabuloso Hotel Splendide, trasunto apenas disimulado del Ritz de Nueva York, donde trabajó como camarero en los años de euforia y desenfreno previos al crac del veintinueve. En una serie de viñetas dignas de una película de los hermanos Marx, Bemelmans inmortaliza a los limpiadores, botones y ascensoristas que se afanan (y holgazanean) en los suntuosos vestíbulos y salones donde se divierte lo más granado de la sociedad neoyorquina. Un mundo de jerarquías sociales tan rígidas como porosas, habitado por personajes inolvidables como Monsieur Victor, el despótico maître d’hôtel; Mespoulets, serio candidato a «peor camarero del mundo»; o Kalakobé, el alegre friegaplatos que evoca las leyendas de su África natal.
Publicado en 1941 y convertido con el tiempo en un clásico, Hotel Splendide aporta un contrapunto irónico y desenfadado al canon literario de los locos años veinte, cuya mitología literaria tanto debe a autores como Hemingway y Scott Fitzgerald: el del personaje secundario, el observador discreto y sagaz que toma notas mientras a su alrededor suena la música y fluye el champán.
Páginas: 224
Formato: 20 x 12,5 cm
ISBN: 978-84-127403-3-2
Publicación: 23 octubre 2023
PVP: 20.95 €
Compartir en
CRÍTICA
Si te gustan las historias del viejo Nueva York tanto como a mí, este clásico te hará reír a carcajadas.
Anthony Bourdain
Es como P. G. Wodehouse, con un toque de los hermanos Marx. Una delicia de principio a fin.
The Wall Street Journal
Ludwig Bemelmans, el genial escritor austrohúngaro, lo tenía claro. Nada como convertirlos en protagonistas de un libro.
Laura Fernández, El Periódico
Nació en 1898 en Merano, una ciudad de Austria-Hungría que actualmente pertenece a Italia. Pasó toda su infancia en hoteles, lo que él mismo definió como una vida muy solitaria. En 1914 emigró a Nueva York, donde trabajó quince años en el sector hotelero antes de convertirse en ilustrador y escritor a tiempo completo. Fue guionista de la Metro Goldwyn Mayer, y son conocidas las numerosas portadas que dibujó para el New Yorker y Town and Country. Hoy en día se lo recuerda principalmente por la serie de libros infantiles protagonizados por la niña Madeline, que publicó entre 1939 y 1961. Murió en Nueva York en 1962.